Primera salida del año de los Rigid Chavalains.
Con la intención de empezar a quemar los turrones y comilonas navideñas, nos reunimos en Cerdanyola para hacer la primera salida del año y esta vez teniendo como invitado a Lino, que a ver si se anima y nos acompaña más a menudo.
La mañana no empezó muy bien para mi pues además de quedarme un poco frito y levantarme tarde, se me olvidó la cámara de fotos y el bidón para el agua. La falta del bidón se solucionó con uno prestado por Alfon, pero la cámara de fotos se cambió por una foto de móvil y, la verdad, no es lo mismo. Si sigo así me van a destituir del cargo...
El tiempecito era fresco y ya en la salida se veía que los caminos iban a estar chorreando después de las lluvias de la semana.
Salimos en dirección a Can Catá y charlando llegamos, casi sin darnos cuenta hasta el Forat del Vent, donde a falta de la cámara oficial, perpetro esta foto que queda para posteridad.
¡¡Vaya afoto más fea!!
Continuamos hacia el Matamachos, que sólo Julio no supera sobre la bici. Esta vez vamos a aceptar como excusa que el terreno estaba muy resbaladizo, pero a la próxima ya lo tendrá que subir o que se atenga a las consecuencias. Subimos por carretera hasta el Portell de Valldaura y andando por el arcén va un calamar vestido de ciclista empujando una bici de paseo del Decartón, que todavía huele a los renos de Papá Noel. Evidentemente la ruta que había escogido no era la más idónea y el pobre las estaba pasando canutas. Paramos a dar unos "bombazos" a la rueda trasera de Tico y seguimos hasta la Font Groga, donde decidimos subir al Tibidabo a ver el panorama. La subida por carretera nos pone a cada uno en su sitio: Tico y Alfon tiran como unos bestias y se van cuesta arriba como si fuera cuesta abajo. Yo subo a mi ritmo, hasta que me pasan dos fistros que suben a toda castaña y trato de seguirlos. Como diría mi amigo Dami, me fundo como un misto y duro a rueda de ellos no más de 300 metros, dando muestra una vez más del lamentable estado de forma en el que me hallo. Poco antes de llegar arriba me atrapa Lino, que ya estaba a punto de pillarme justo cuando pegué el arreón que ya he explicado y juntos llegamos hasta el mirador donde un poco después llega Julio. La hora empieza a apretar y nos vamos hacia abajo deshaciendo lo subido por carretera y en la Font Groga nos dirigimos hacia lo que nosotros llamamos la "Pista del Víctor" en honor al amiguete que nos la enseñó en su día. El suelo está resbaladizo y muuuyyy peligroso, así que chino-chano bajamos hasta Sant Medir y de allí Can Borrell y por carretera hacia el punto de salida pues hay el riesgo más que probable de que a "alguno" le caiga una bronca con la hora de llegada. Antes de llegar paramos a despedirnos de Lino hasta una próxima ocasión, esperemos que pronto y sin tomar ni siquiera un cortado nos marchamos cada mochuelo a su olivo. Esperemos que este hecho lamentable de no pararnos ni 10 minutos para comentar la salida y charlar un poco mientras tomamos un cortado, una cerveza, una Mirinda o similiar, no vuelva a producirse en lo sucesivo.
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